"Solo hay un Dios que es Allah y el mártir es el más amado para Allah" gritaban los manifestantes.
La Liga Internacional Contra el Racismo y el Antisemitisme (LICRA) denuncia los hechos ocurridos el pasado 11 de diciembre durante la manifestación programada a partir de las 19h en la Plaza Sant Jaume de Barcelona con el contenido "Jerusalén capital de Palestina, detengamos la ocupación de Palestina", convocada por Coalició Prou Complicitat amb Israel (Coalición Basta de Complicidad con Israel), plataforma BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones contra Israel) y Comunidad Palestina Catalunya.
Durante la manifestación, un número significativo de manifestantes incitaron al odio gritando consignas en árabe entre las cuales: "fuera judíos"; "con alma y con sangre sacrificaremos nuestra vida por al-Aqsa (Jerusalén)" "Allah es el más grande", "el mártir es el querido de Allah", y “khaybar khaybar ya yahud”, grito bélico de victoria tras el ataque de Mahoma y sus fieles a la tribu judía de Khaybar (628) y de ataques posteriores contra otras tribus judías.
Obtuvimos pruebas gráficas de la manifestación y videos donde se pueden escuchar distintamente las consignas, grabados por uno de los miembros de LICRA, quién se dirigió a los Mossos d'Esquadra que vigilaban entonces el acceso principal al Palau de la Generalitat. Les informó del carácter judeófobo del canto que los manifestantes entonaban, a lo que los agentes le conestaron "no podemos actuar porque no sabemos árabe".
La historia reciente de las amenazas terroristas y de los ataques objetivos en las que aquellas se tradujeron, con episodios en Suecia, Amsterdam, Nueva York y Jerusalén solo entre los días 8 y 11 de diciembre de 2017, día de los hechos que aquí decunciamos, demuestra que Israel y la comunidad judía funcionan como escudo mediático para el que incita al odio de forma selectiva pero actúa de forma indiscriminada contra el conjunto de los ciudadanos.
Esta estrategia de la "metonimia judía" permite seguir fabricando, de forma efectiva, un consenso exculpatorio del terrorista, representado como mártir en el seno del Islam ideológico o como víctima de una política de integración supuestamente deficitaria. El sesgo es evidente para nosotros y permite debilitar de forma estructural los sistemas democráticos occidentales, haciendo víctimas indiscriminadas entre sus ciudadanos, a quienes las doctrinas de radicalización identifican como infieles.
En consecuencia, el cultivo del antisemitismo y del sentimiento antioccidental, y muy concretamente antisionista, no debe distorsionar el hecho de que toda la ciudadanía, y no solamente la judía, se convierte en objetivo de exterminio.
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