El pasado miércoles
31 de enero la Comunidad Israelita de Barcelona acogió la primera conferencia
de ese año organizada por LICRA Catalunya, dedicada al reto del terrorismo yihadista.
Los atentados en
Barcelona y Cambrils en el pasado mes de agosto y otros hechos que colocaron la
capital catalana en nivel CRONOS –atentado terrorista en curso–, son
motivos más que suficientes para darle prioridad absoluta al tratamiento de
esta problemática. Sin embargo quedarían incompletos sin una adecuada
contextualización, bien documentada y alejada del sesgo sensacionalista de algunos
medios y redes sociales.
Dada la extrema
sensibilidad del tema en cuestión, la LICRA encargó dicha tarea a tres de los expertos más reconocidos en la
materia. Eduard Yitzhak proporcionó un análisis histórico y transversal de
diversas fuentes y corrientes islamistas, entendidas como vertientes ideológicas
del Islam que no hay que confundir con la fe musulmana. Se calcula, por
ejemplo, que la base yihadista corresponde aproximadamente a uno de cada tres
musulmanes. Es falso, sin embargo, que la yihad sea un elemento espiritual: yihad
significa, objetivamente, esfuerzo o impulso belicoso.
Francisco Villacampa centró su aportación en la evolución de la respuesta al terrorismo por parte de la Unión Europea, desde la época de los terrorismos nacionalistas tales como IRA, ETA, o Baader-Meinhof. En aquél entonces, la colaboración entre estados era, como mucho, bilateral; en la actualidad, la respuesta es internacional y cuenta con instrumentos mucho más sofisticados de detección y respuesta, coordinados con la prevención.
La perspectiva sociocultural la introdujo David de Caixal con un análisis muy documentado de varios casos europeos, con especial énfasis en el de Francia, país que concentra 20 mil de los 50 mil perfiles radicalizados que se encuentran actualmente en Europa. Se calcula que en el país vecino hay unas ochocientas comunidades cerradas que cuentan con policía propia, se rigen de facto por la ley islámica, es decir, est án bajo mandato de la sharia, sin prácticamente ninguna permeabilidad respecto al exterior. La progresión de la población musulmana es del 6,1% contra un 1,6% en el caso de otras poblaciones en Europa, un factor que sugiere un crecimiento exponencial de la base de apoyo al yihadismo, susceptible de alimentar la radicalización que culmina con las prácticas terroristas.
Los expertos reiteran la importancia del Estado como regulador de las comunidades religiosas y concretamente de la formación de los imames en la cultura europea de la paz y de una laicidad que garantice la convivencia respetuosa de credos y costumbres. Coinciden en la urgencia de:
- empoderar las mujeres musulmanas
- implicar la mayoría pacifista de musulmanes en la prevención de la radicalización
- proteger la coexistencia de la cultura autóctona
- generar discursos cercanos y susceptibles de echar raíces en el pensamiento común
- proporcionar vías de plena integración social y realización personal para los jóvenes musulmanes.
A menudo, estos
jóvenes no cuentan con una red afectiva que les permita crecer y desarrollarse con
un sentimiento de pertenencia a la sociedad que deseamos seguir construyendo
desde el respeto a las libertades fundamentales.