19.5.20
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El escandaloso caso de la financiación por parte de la Generalitat Valenciana (Gobierno Autonómico de la Comunidad Valenciana) de un curso organizado por el movimiento racista y discriminatorio BDS titulado “Solidaridad y derechos humanos. Aprender a enseñar contra el odio y el racismo y contra la judeofobia y la islamofobia” no sólo ha provocado el rechazo del del partido Ciudadanos y su portavoz Toni Cantó, o el de la organización ACOM. El tema ha suscitado las más enérgicas protestas de instituciones internacionales y hasta podría implicar algún incidente diplomático. La organización ADL (Liga Anti Difamación) y la histórica Bnai Berith, ambas con fuerte implementación en el mundo entero, así como el European Jewish Congress se han hecho eco del caso y han realizado comunicados de rechazo y repulsa por la financiación de este curso.
Lo más llamativo de todo es que el gobierno valenciano todavía no ha reaccionado ante el atropello que una organización abiertamente antisemita como el BDS forme a profesores para combatir precisamente la judeofobia.  Hace oídos sordos a las quejas de su oposición democrática y de importantes organizaciones internacionales. Por el contrario, se ha anunciado en el profesorado de este curso, la presencia estelar de Liliana Cordova, fundadora en 2008 de IJAN (Red Internacional Judía Antisionista) y una de las más firmes exponentes de lo que se denomina el auto odio judío. Sólo repasando brevemente sus entrevistas y opiniones en Internet, se puede comprobar un profundo odio hacia los judíos y a Israel, incluso mayor que el de notables antisemitas conocidos.

Lo peor de todo es que este tipo de judíos antisemitas son utilizados para justificar más aún la judeofobia. El auto odio judío no es por desgracia un fenómeno nuevo. Existe desde siempre. El ejemplo de Torquemada de origen judío como sanguinario en los tiempos de Inquisición quemando judíos y destilando odio es de sobras conocido. En 1930, Theodore Lessing publicó un libro titulado “el auto odio judío” donde se explica muy bien este fenómeno, así como en “el judío no judaico” publicado en 1968 por Isaac Deutscher. Ha habido numerosos ejemplos. Sólo citaré unos pocos. En los años 1920, el judío Artur Trebitsch difundió numerosas publicaciones sobre conspiraciones judías basadas en “Los protocolos de los Sabios de Sión”. Incluso poco antes de la subida de Hitler al poder, el judío Max Naumann creó una asociación de judíos alemanes que culpaba a los judíos de todos los males de la Humanidad y justificaba y apoyaba las ideas nazis. En el diario nazi Der Strumer,el panfleto quizás más antisemita de la historia, uno de sus dibujantes más prolíficos fue el judío Jonas Wolk con viñetas realmente espeluznantes contra los judíos. 

Más recientemente, se han pronunciado de forma pública algunos intelectuales con auto odio judío. Un caso paradigmático es el de Noam Chomsky que incluso en 1980 llegó a justificar la publicación del negacionista de la Shoah, Faurisson. Igualmente, habría que reseñar la creación de organizaciones judías abiertamente antisionistas que apoyan e incluso financian el BDS como Jstreet o  Jewish Voice for Peace, o la notoriedad de pensadores judíos como Judith Butler, Harold Pinter o Jacqueline Rose entre otros muchos. Es importante matizar que este antisionismo judío de extrema izquierda no es una crítica a los gobiernos de Israel ni a sus políticas. Todos ellos rechazan de pleno la existencia del Estado de Israel y abogan por su desaparición y destrucción y no proponen ninguna paz entre israelíes y palestinos como falsamente pregonan. Y allí está el engaño.

Por eso, es profundamente lamentable que la Generalitat Valenciana utilice a una judía, Liliana Cordova, abiertamente declarada hostil al estado judío con un odio impresionante a lo que ella llama maliciosamente el sionismo opresor y colonizador. Esta señora sólo se representa a sí misma y es una ironía y broma de mal gusto que haya sido fichada para dar formación de cómo combatir el odio y el racismo cuando ella misma lo practica a diario.

Así pues, aunque por supuesto, los judíos antisemitas y  antisionistas son una auténtica minoría, no hay que menospreciarles y se debe luchar contra ellos ya que se les utiliza además para justificar aún más odio.

Israel es una verdadera democracia donde existe un grupo parlamentario árabe antisionista y dónde se respetan los derechos humanos como en ningún otro país de la zona. Además, el judaísmo fomenta la diversidad y seguro que de todo ello hay que estar orgulloso, pero todos (no sólo los judíos) deben estar atentos a que estos elementos llenos de auto odio judío no contribuyan a las agresiones antisemitas de todo tipo. La judeofobia es una expresión de odio delictiva que afecta a todos.

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